La confesión de fe de Westminster 21.1
1. La luz de la naturaleza demuestra que hay un Dios, que tiene señorío y soberanía sobre todo, que es bueno y que hace bien a todos, y por lo tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado, creído, servido y en quien se debe confiar, con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas. Sin embargo, la forma aceptable de adoración al Dios verdadero, está instituida por Él mismo, y está de tal manera limitada por su propia voluntad revelada, que no debe ser adorado según las imaginaciones e invenciones de los hombres, o según las sugerencias de Satanás; bajo ninguna representación visible, o en alguna otra forma que no esté prescrita en la Biblia.
Romanos 1:20; Hechos 17:24; Salmos 119:68; Jeremías 10:7; Salmos 31:23; Salmos 18:3; Romanos 10:12; Salmos 62:8; Josué 24:14; Marcos 12:33; Deuteronomio 12: 32; Mateo 15:9; Hechos 17:25; Mateo 4:9-10; Deuteronomio 4:15-20; Éxodo 20:4-6; Colosenses 2:23.
El Testimonio del RPCNA 21.2 dice:
2. La adoración debe ser ofrecida sólo según lo que Dios ha designado, y en armonía con el principio de la Escritura de que todo lo que no ha sido mandado en la adoración a Dios, sea por precepto o por ejemplo, está prohibido.
Levítico 10:1-3; 2 Samuel 6:1-11; Mt. 15:8-9. |